
RI19 – Retos en la Industria de la Confección ante Covid-19/ Challenges for the Clothing Industry Due to Covid-19
De acuerdo con un estudio realizado por McKinsey, la industria mundial de la confección y la del calzado serán de los sectores más afectados ante las medidas tomadas a nivel internacional por la pandemia. Se estima que los ingresos se contraerán de un 27 a un 30 por ciento en 2020, aunque podrían tener un crecimiento positivo del 2 al 4% en 2021.
El análisis señala que, si las tiendas permanecen cerradas durante dos meses, aproximadamente el 80% de las empresas de la moda que cotizan en la bolsa europea y americana estarán en un estrés financiero. Aunado a ello, el McKinsey Global Análisis del Índice de Moda (MGFI) reportó que el 56% de las empresas de la moda no ganaban su costo de capital en 2018, por lo que espera que un gran número de estas empresas quebrarán en los próximo 12 a 18 meses.
Las ventas al consumidor final se han visto fuertemente afectadas, ya que la mayoría de las tiendas están actualmente cerradas en muchos mercados de consumo importantes. En Francia, los gastos en ropa disminuyeron en un 90% en marzo y se espera que las ventas se mantengan bajas en los próximos meses, ya que los consumidores consideran que la vestimenta no es esencial. En Europa y en Estados Unidos, más del 65% de los consumidores esperan disminuir su gasto en ropa, mientras que solo el 40% disminuirá el gasto total de los hogares.
De acuerdo con el reporte de McKinsey, las ventas de Adidas en China cayeron un 80% entre enero y febrero de 2020, pronosticando una caída de las ventas para China de 1.13 mil millones de dólares para el primer trimestre. Ralph Lauren advirtió que sus ventas globales podrían caer hasta en 70 millones de dólares. Inditex ha cerrado 3,785 tiendas en 39 mercados, más del 50% de sus tiendas, y las ventas combinadas de tiendas y en línea cayeron un 24.1% en la primera mitad de marzo de 2020.
McKinsey informó que las ventas en línea han disminuido del 5% al 20% en Europa y del 30% al 40% en Estados Unidos. Algunos minoristas importantes de ropa como Primark ni siquiera cuentan con plataformas en línea.
Los productos que ya están en stock en las tiendas no se pueden vender, al mismo tiempo, los costos de funcionamiento deben pagarse, provocando una escasez financiera por la falta de ingresos. Es una oportunidad para trabajar en estrecha colaboración con la cadena de suministro: para ampliar las ofertas actuales, para comprender cómo las próximas temporadas se pueden administrar y posponer algo de stock en las siguientes temporadas, se deben encontrar soluciones que hagan uso de materias primas y materiales ya adquiridos.
Para contrarrestar los problemas de liquidez, algunas marcas ya han cancelado los pedidos actuales y / o están reteniendo nuevos pedidos. Llevando a las fábricas de ropa a una crisis existencial, ya que las mercancías ya producidas no se aceptan, mientras se almacena material nuevo para nuevos pedidos, teniendo un impacto en la cadena de suministro, como en las hilanderías.
A la falta de demanda se suma la falta de oferta. La mayoría de los países menos desarrollados y la mayoría de los productores de Medio Oriente y América Central necesitan importar telas y accesorios para su sector exportador de ropa. Provenientes en su mayoría de Asia, con algunas excepciones de Europa y Estados Unidos
En la primera etapa de la pandemia, China se vio afectada, deteniendo su producción en muchas ciudades temporalmente, lo que provocó una escasez de material en otros países. La Federación Internacional de Fabricantes de Textiles informó que las ventas de textiles disminuyeron un 31% en promedio en varias regiones.
Como las fábricas cuentan con muchos trabajadores, la mayoría de los países han pedido a las empresas que cierren temporalmente o que reorganicen las líneas de producción para respetar la distancia requerida entre ellos. En consecuencia, muchos fabricantes de ropa tuvieron que cerrar, salvo aquellas que se reconvirtieron o se dedicaban a la producción de textiles médicos y equipo de protección personal. En México, las industrias maquiladoras que incluyen la fabricación de textiles detuvieron la producción tras una orden federal de cerrar todas las actividades económicas no esenciales durante al menos un mes.
El Centro Internacional para el Comercio de la OMC considera que el panorama de la cadena de valor en el sector textil y de la confección cambiará después de la crisis sanitaria. Habrá cambios estructurales que permitirán la consolidación de menos marcas y minoristas más grandes, los compradores más grandes tratarán con fábricas más grandes imponiendo una restricción adicional a las micro y pequeñas empresas.
Para responder a estos cambios se requiere que las empresas cambien las operaciones, acelerando el proceso de desarrollo de productos digitales para reducir costos y responder a los mercados rápidamente con cantidades de producción más pequeñas y desarrollando vínculos con proveedores de textiles y adornos en la misma región.
Digitalizar la cadena de suministro es una forma en que las empresas pueden comenzar a elaborar estrategias. El big data puede ayudar a las empresas a racionalizar su proceso de selección de proveedores. La nube se utiliza cada vez más para facilitar y gestionar relaciones con proveedores y logística; los procesos de envío pueden ser pueden ser mejorados mediante la automatización y el Internet de las Cosas.
La diversificación del mercado será clave para la supervivencia. Generalmente las empresas venden a marcas que se encuentran en Europa y en Estados Unidos, ambos muy afectados por las cuarentenas sociales. Los fabricantes de ropa necesitarán explorar mercados no tradicionales; por ejemplo, los países de Medio Oriente y África del Norte podrían explorar mercados en África Subsahariana, para los países menos desarrollados los mercados chino, indio, coreano y japonés podrían ser interesantes.
El tener a la proveeduría en un país cercano ha sido una tendencia en el sector de la confección que probablemente se acelere después del COVID-19. Los países del norte de África y Europa del Este deberían beneficiarse de su proximidad a la Unión Europea, mientras que los países centroamericanos podrían beneficiarse de su cercanía a Estados Unidos para exportar más prendas a estos mercados.
La responsabilidad social corporativa también necesitará adaptarse. Las diferencias importantes en el comportamiento de compra ético se están volviendo muy evidentes en la forma en que las marcas y los minoristas simplemente están abandonando a sus proveedores o tratando de enfrentar esta crisis de una manera más colaborativa. Las marcas y los minoristas deben trabajar junto con sus proveedores para ofrecer productos que los consumidores están dispuestos a pagar a precios sin descuento; deben compartir el valor retenido más equitativamente con sus proveedores.
Para evitar impactos negativos todos los actores involucrados deben trabajar con un espíritu de entendimiento y asociación mutuos, lo que debe aplicarse ahora más que nunca y en particular para el futuro son las relaciones justas y cooperativas entre compradores y proveedores.
¿Cómo se cubren los costos ya incurridos cuando no se pueden completar los pedidos? En el mejor de los casos, la empresa que realiza el pedido paga los costos de materiales y salarios.
Se espera que la producción global caiga 13% para automotriz, 8% para textiles y electrónica y 5% para aeroespacial y otros equipos de transporte
El impacto a mediano plazo de la pandemia está por verse a medida que los principales países importadores en mercados clave de todo el mundo salgan de la crisis. Sin embargo, a largo plazo, la pandemia podría afectar la composición de las cadenas de suministro y el comercio mundial de textiles, prendas de vestir, cuero y calzado, y acelerar la reorientación de la producción.
Fuente:
http://www.intracen.org/covid19/Blog/Changing-structures-A-look-at-textiles-and-clothing/
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According to a study carried out by McKinsey, the global clothing industry and shoe industry will be the most affected by the measures taken internationally against the pandemic. It is estimated that revenues will decrease by 27 to 30 percent in 2020, although they could have a positive growth of 2 to 4 percent in 2021.
The analysis points out that if stores remain closed for two months, approximately 80% of fashion companies listed on the European and American stock exchanges will be under financial stress. In addition, the McKinsey Global Fashion Index Analysis (MGFI) reported that 56% of fashion companies were not earning their cost of capital in 2018, so it expects a large number of these companies to go bankrupt in the next 12 to 18 months.
Sales to the final consumer have been strongly affected, as most stores are currently closed in many important consumer markets. In France, spending on clothing fell by 90% in March and sales are expected to remain low in the coming months, as consumers consider clothing to be non-essential. In Europe and the United States, more than 65% of consumers expect to decrease their spending on clothing, while only 40% will decrease total household spending.
According to McKinsey’s report, Adidas sales in China fell 80% between January and February 2020, forecasting a drop in sales for China of $1.13 billion for the first quarter. Ralph Lauren warned that its global sales could fall by as much as $70 million. Inditex has closed 3,785 stores in 39 markets, more than 50% of its stores, and combined store and online sales fell by 24.1% in the first half of March 2020.
McKinsey reported that online sales have declined from 5% to 20% in Europe and from 30% to 40% in the United States. Some major clothing retailers like Primark do not even have online platforms.
Products that are already in stock in stores cannot be sold; at the same time, operating costs have to be paid, leading to financial shortages due to lack of revenue. It is an opportunity to work closely with the supply chain: to expand current offerings, to understand how the next seasons can be managed and to postpone some stock to the following seasons, solutions must be found that make use of raw materials and materials already purchased.
To counteract liquidity problems, some brands have already cancelled current orders and/or are holding back new orders. Leading clothing factories to an existential crisis, as already produced goods are not accepted, while new material is stored for new orders, having an impact on the supply chain, as in the spinning mills.
The lack of demand is compounded by the lack of supply. Most Least Developed Countries and most producers in the Middle East and Central America need to import fabrics and accessories for their garment export sector. Mostly from Asia, with some exceptions from Europe and the United States.
During the first stage of the pandemic, China was affected and temporarily stopped production on several cities, which caused scarcity of materials for other countries. The International Federation of Textile Manufacturers informed that textile sales decreased an average of 31% in several regions.
Since factories have many workers, most countries have asked companies to close temporarily or to reorganize production lines in order to respect the required distance between them. As a result, many clothing manufacturers had to close down, except for those that were converted or engaged in the production of medical textiles and personal protective equipment. In Mexico, maquiladora industries that include textile manufacturing stopped production following a federal order to close all non-essential economic activities for at least one month.
The WTO’s International Trade Centre believes that the textile and clothing value chain landscape will change after the health crisis. There will be structural changes that will allow fewer brands and larger retailers to consolidate, with larger buyers dealing with larger factories imposing an additional constraint on micro and small enterprises.
Responding to these changes requires companies to change operations, accelerating the process of developing digital products to reduce costs and respond to markets quickly with smaller production quantities and developing links with suppliers of textiles and ornaments in the same region.
Digitizing the supply chain is one way that companies can begin to develop strategies. Big data can help companies streamline their supplier selection process. The cloud is increasingly used to facilitate and manage supplier relationships and logistics; shipping processes can be improved through automation and the Internet of Things.
Market diversification will be key to survival. Companies generally sell to brands located in Europe and the United States, both of which are highly affected by social quarantines. Apparel manufacturers will need to explore non-traditional markets; for example, MENA countries could explore markets in Sub-Saharan Africa, for less developed countries the Chinese, Indian, Korean and Japanese markets could be interesting.
Having the supplier in a nearby country has been a trend in the garment sector that is likely to accelerate after COVID-19. North African and Eastern European countries should benefit from their proximity to the European Union, while Central American countries could benefit from their proximity to the United States to export more garments to these markets.
Corporate social responsibility will also need to adapt. Major differences in ethical purchasing behavior are becoming very evident in the way brands and retailers are simply abandoning their suppliers or trying to deal with this crisis in a more collaborative way. Brands and retailers must work together with their suppliers to offer products that consumers are willing to pay for at undiscounted prices; they must share the retained value more equitably with their suppliers.
To avoid negative impacts all stakeholders must work in a spirit of mutual understanding and partnership, what must apply now more than ever and in particular for the future are fair and cooperative relationships between buyers and suppliers.
How are costs already incurred covered when orders cannot be completed? Ideally, the ordering company pays the costs of materials and wages.
Global production is expected to fall by 13% for automotive, 8% for textiles and electronics, and 5% for aerospace and other transportation equipment
The medium-term impact of the pandemic remains to be seen as major importing countries in key markets around the world emerge from the crisis. However, in the longer term, the pandemic could affect the composition of supply chains and global trade in textiles, clothing, leather and footwear, and accelerate the reorientation of production.
Source:
http://www.intracen.org/covid19/Blog/Changing-structures-A-look-at-textiles-and-clothing/
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