
El desafío de la Informalidad ante la recuperación
El estudio, titulado The Long Shadow of Informality: Challenges and Policies (La larga sombra de la informalidad: Desafíos y políticas) del Banco Mundial, señala que un alto porcentaje de trabajadores y empresas de las Economías de Mercados Emergentes y en Desarrollo (EMED) opera fuera del campo visual de los gobiernos, lo que probablemente frenará la recuperación de estas economías, a menos que adopten un conjunto integral de políticas que permitan abordar los problemas de la economía informal.
Debido a las limitaciones en el acceso a las redes de seguridad social, muchas personas que trabajan en el sector informal no han podido quedarse en casa ni cumplir los requisitos de distanciamiento social. De acuerdo con el estudio en las economías emergentes las empresas informales representan el 72 % del sector servicios, con bajos ingresos y pocos ahorros a los que recurrir, y cuyos trabajadores no son alcanzados por los programas de apoyo del gobierno.
Los países con sectores informales de mayor tamaño tienen un ingreso per cápita más bajo y por tanto más pobreza, más desigualdad de ingresos, mercados financieros menos desarrollados y bajos niveles de inversión. Por tanto, es muy probable que no tengan la capacidad institucional y fiscal para implementar una política eficaz en respuesta a la pandemia. La elusión fiscal prevalece en el sector informal, resultando en recursos fiscales limitados.
Señala que la informalidad varía según las regiones y los países: como porcentaje del PIB, alcanza su mayor nivel en África al sur del Sahara con un 36 %, el nivel más bajo (22 %) se registra en Oriente Medio y Norte de África. En América Latina las fuertes cargas regulatorias y fiscales, así como la debilidad de las instituciones son factores que contribuyen a la informalidad.
El estudio muestra que entre 1990 y 2018, la informalidad se redujo, en promedio, unos 7 puntos porcentuales hasta ubicarse en el 32 % del PIB. Este descenso se debe a las reformas políticas implementadas en las últimas tres décadas, muchas economías emergentes ejecutaron reformas fiscales para aumentar los beneficios de trabajar en el sector formal o para reducir los costos de dichas actividades, facilitaron el acceso al financiamiento y promovieron iniciativas para fortalecer la gobernanza.
Por primera vez en décadas, la pandemia ha provocado un aumento en la pobreza mundial, afectando especialmente a las empresas informales y a los trabajadores con empleo informal. Quienes lucharon por adaptarse a los bloqueos, cambiando sus servicios y estando conectados con el consumidor a través de Internet.
La creciente disponibilidad de los pagos digitales ya sea en teléfonos móviles, tarjetas o en línea, proporcionan un canal financiero alternativo para que los gobiernos lleguen al sector informal. Sin embargo, se enfrentan al reto de la seguridad y confiabilidad en dichas transacciones. La falta de un registro hace que sea un desafío brindar apoyo efectivo a los trabajadores informales y las empresas a través de medidas fiscales oficiales (como deducciones fiscales), refiere el estudio.
Varios desafíos enfrentan las economías emergentes para apoyar a las empresas informales, uno de ellos es el acceso al financiamiento. De acuerdo con el estudio, el apoyo podría ser proporcionado, potencialmente bajo garantías gubernamentales, por bancos comerciales, instituciones de microfinanzas, plataformas de préstamos digitales, por cadenas de suministro u otros intermediarios.
Hace mención, el estudio, a algunos modelos teóricos que han demostrado que la economía informal puede absorber una mayor proporción de trabajadores a medida que los trabajos escasean en el sector formal durante las recesiones económicas. Este comportamiento del sector informal podría facilitar la recuperación económica, al proporcionar una oferta potencial de mano de obra al sector formal y la prevención de los costos del desempleo, si el reingreso al sector formal es posible cuando la economía formal vuelve a la expansión.
Una de las respuestas más desafiantes ante la pandemia, es la prestación de apoyo a los ingresos de los trabajadores informales. En algunos casos, los programas existentes se han ampliado con éxito, en particular para los trabajadores informales de ingresos más bajos, pero incluso donde se ha llegado a los trabajadores informales, ha habido desafíos relacionados con cobertura. Concluye que el acceso a las redes de seguridad social necesita ser más ágil, con pocas barreras para la inscripción y disposiciones para una implementación rápida.
La pandemia ha servido como recordatorio de la necesidad de políticas a largo plazo para abordar los desafíos asociados y causados por la informalidad. Los responsables políticos deben impulsar el crecimiento de la productividad tanto en el sector formal como en el informal y reducir las vulnerabilidades de las empresas y los trabajadores en la economía informal, señala el estudio.
Finalmente, el estudio, emite cinco recomendaciones generales a los responsables de la formulación de políticas:
- Adoptar un enfoque integral, ya que la informalidad es reflejo de un subdesarrollo generalizado y no puede abordarse de forma aislada.
- Adaptar las medidas a las circunstancias de cada país, dado que las causas de la informalidad varían considerablemente.
- Mejorar el acceso a la educación, los mercados y el financiamiento para que los trabajadores y las empresas informales puedan ser lo suficientemente productivos como para pasarse al sector formal.
- Mejorar la gobernanza y el clima para los negocios, de manera que el sector formal pueda prosperar.
- Simplificar la normativa fiscal para reducir el costo de operar formalmente y aumentar el costo de operar informalmente.
En México, de acuerdo con información del INEGI, la economía informal tuvo una participación de 23.0% en el PIB en 2019, mientras que el 77.0% lo genera el sector formal.
Por cada 100 pesos generados de PIB en México, 77 pesos lo generan el 43.5% de ocupados formales, mientras que 23 pesos los generan el 56.5% de ocupados en informalidad. En cuanto a la ocupación laboral, 43.5% se emplea en el sector formal y 56.5% en la ocupación informal.
Fuente:
https://www.worldbank.org/en/research/publication/informal-economy
https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=6197
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The study, entitled The Long Shadow of Informality: Challenges and Policies by the World Bank, points out that a high percentage of workers and enterprises in Emerging Market and Developing Economies (EMDEs) operate outside the field of vision of governments, which is likely to slow the recovery of these economies unless they adopt a comprehensive set of policies to address the problems of the informal economy.
Due to limitations in access to social safety nets, many people working in the informal sector have been unable to stay at home or meet social distancing requirements. According to the study, in emerging economies, informal enterprises account for 72% of the service sector, with low incomes and little savings to fall back on, and whose workers are not reached by government support programs.
Countries with larger informal sectors have lower per capita income and therefore more poverty, more income inequality, less developed financial markets and low levels of investment. Therefore, they will most likely lack the institutional and fiscal capacity to implement effective policy in response to the pandemic. Tax avoidance is prevalent in the informal sector, resulting in limited fiscal resources.
He notes that informality varies across regions and countries: as a percentage of GDP, it is highest in Sub-Saharan Africa at 36%, the lowest level (22%) is in the Middle East and North Africa. In Latin America, heavy regulatory and fiscal burdens as well as weak institutions are factors contributing to informality.
The study shows that between 1990 and 2018, informality declined, on average, by about 7 percentage points to stand at 32 % of GDP. This decline is due to policy reforms implemented over the past three decades, many emerging economies implemented tax reforms to increase the benefits of working in the formal sector or to reduce the costs of such activities, facilitated access to finance, and promoted initiatives to strengthen governance.
For the first time in decades, the pandemic has led to an increase in global poverty, especially affecting informal enterprises and informally employed workers. They struggled to adapt to the blockages, changing their services and being connected to the consumer through the Internet.
The increasing availability of digital payments whether on cell phones, cards or online, provide an alternative financial channel for governments to reach the informal sector. However, they face the challenge of security and reliability in such transactions. The lack of registration makes it challenging to provide effective support to informal workers and businesses through official fiscal measures (such as tax deductions), the study says.
Emerging economies face several challenges in supporting informal enterprises, one of which is access to finance. According to the study, support could be provided, potentially under government guarantees, by commercial banks, microfinance institutions, digital lending platforms, supply chains or other intermediaries.
The study mentions some theoretical models that have shown that the informal economy can absorb a larger proportion of workers as jobs become scarce in the formal sector during economic downturns. This behavior of the informal sector could facilitate economic recovery by providing a potential labor supply to the formal sector and preventing unemployment costs, if re-entry into the formal sector is possible when the formal economy returns to expansion.
One of the most challenging responses to the pandemic is the provision of income support to informal workers. In some cases, existing programs have been successfully expanded, particularly for lower-income informal workers, but even where informal workers have been reached, there have been challenges related to coverage. He concludes that access to social safety nets needs to be streamlined, with few barriers to enrollment and provisions for rapid implementation.
The pandemic has served as a reminder of the need for long-term policies to address the challenges associated with and caused by informality. Policymakers must boost productivity growth in both the formal and informal sectors and reduce the vulnerabilities of firms and workers in the informal economy, the study notes.
Finally, the study makes five general recommendations to policymakers:
- Adopt a comprehensive approach, since informality is a reflection of widespread underdevelopment and cannot be addressed in isolation.
- Tailor measures to each country’s circumstances, as the causes of informality vary considerably.
- Improve access to education, markets and finance so that informal workers and enterprises can become productive enough to move into the formal sector.
- Improve governance and the business climate so that the formal sector can thrive.
- Simplify tax regulations to reduce the cost of operating formally and increase the cost of operating informally.
In Mexico, according to information from INEGI, the informal economy had a 23.0% share of GDP in 2019, while 77.0% is generated by the formal sector.
For every 100 pesos generated of GDP in Mexico, 77 pesos are generated by 43.5% of formally employed, while 23 pesos are generated by 56.5% of informally employed. In terms of employment, 43.5% are employed in the formal sector and 56.5% in the informal sector.
Source:
https://www.worldbank.org/en/research/publication/informal-economy
https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=6197
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