
EE.UU. Política Comercial 2021
A inicios de marzo la administración Biden envió a su Congreso la Agenda para la Política Comercial 2021 junto con el Reporte Anual sobre el Programa de Acuerdos Comerciales 2020. La agenda se centra en la recuperación de la pandemia y en el trabajador. Buscará que en los tratados comerciales se establezcan normas laborales y ambientales y abordará las prácticas comerciales “coercitivas e injustas” de China.
En la presentación del documento el USTR (por sus siglas en inglés) comentó que “a través del compromiso bilateral y multilateral, la administración Biden buscará construir consensos en torno a políticas comerciales que aborden la crisis climática, refuercen las cadenas de suministro de energía renovable sostenible, nivelen el campo de juego, desalienten el arbitraje regulatorio y fomenten la innovación y la creatividad.”
Las 9 prioridades comerciales descritas en la hoja informativa son:
- Abordar la pandemia de COVID-19 y restaurar la economía.
- Una política comercial centrada en los trabajadores.
- Poner al mundo en un camino sustentable en materia de medio ambiente y cambio climático.
- Promover la equidad racial y apoyar a las comunidades marginadas.
- Abordar las prácticas comerciales económicas coercitivas e injustas de China mediante una estrategia integral.
- Colaborar con amigos y aliados.
- Defender a los agricultores, ganaderos, fabricantes de alimentos y pescadores.
- Promover el crecimiento económico equitativo en el mundo.
- Aplicar las reglas comerciales.
La agenda comercial resalta la importancia de fortalecer la producción nacional de equipo y suministros médicos esenciales para afrontar futuras crisis de salud. Así como para garantizar que los trabajadores de la primera línea tengan acceso inmediato al equipo de protección necesario.
Para garantizar una amplia recuperación económica, la política comercial buscará apoyar a las empresas, incluidas las pequeñas y los emprendedores. Poner a los estadounidenses a trabajar construyendo productos de calidad para la exportación.
El documento establece que el comercio debe proteger y empoderar a los trabajadores, impulsar el crecimiento salariar y llevar a mejores resultados económicos para todos los estadounidenses, por lo que se revisarán los impactos y consecuencias no deseadas de las políticas comerciales pasadas. Se exigirán estándares laborales en los acuerdos comerciales a fin de proteger los derechos de los trabajadores y aumentar la seguridad económica. Se involucrará a los aliados para asegurar su compromiso en la lucha contra la explotación laboral, aumentando la transparencia y la rendición de cuentas en las cadenas globales de suministro.
Bajo esta óptica de centrarse en el trabajador, el documento menciona su compromiso con la auto iniciación y el avance de las peticiones bajo el nuevo Mecanismo de Respuesta Rápida firmado en el T-MEC, asegurándose de que los trabajadores reciban ayuda a través de una aplicación eficiente cuando existan violaciones al acuerdo. Finalmente, señala que la administración está preparada para utilizar todas las herramientas comerciales a su disposición para garantizar que los productos elaborados con trabajo forzoso y bajo condiciones laborales de explotación no sean importados a Estados Unidos, así como para luchar contra otras prácticas laborales.
Llama la atención el punto específico enfocado en abordar las prácticas comerciales económicas coercitivas e injustas de China mediante una estrategia integral. Reconoce que dichas prácticas dañan a los trabajadores estadounidenses, amenazan el desarrollo tecnológico, debilitan la capacidad de recuperación de las cadenas de suministro y socavan los intereses nacionales.
Es una prioridad abordar con China los abusos generalizados a los derechos humanos de los chinos ante los programas de trabajo forzoso del gobierno dirigidos a los uigures y a otras etnias y minorías religiosas en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang y en otras partes del país.
Además de perseguir una aplicación estricta para garantizar que China cumpla con sus obligaciones comerciales, buscará colaborar con aliados para abordar las distorsiones del mercado mundial creadas por el exceso de capacidad industrial en sectores claves: desde acero y aluminio hasta fibra óptica, solar y otros sectores donde el gobierno chino es un productor activo.
Se compromete a utilizar todas las herramientas disponibles para hacer frente a la gama de injustas prácticas comerciales que perjudican a los trabajadores y empresas estadounidenses. Acciones que incluyen: los aranceles y las barreras no arancelarias de China para restringir el acceso a su mercado, el trabajo forzoso en programas del gobierno, el exceso de capacidad en numerosos sectores, las políticas industriales que utilizan subsidios injustos y favorecen la sustitución de importaciones y subvenciones a la exportación (incluido el financiamiento a las exportaciones).
También se mencionan la coerción en la transferencia de tecnología, la adquisición ilícita y violaciones a la propiedad intelectual estadounidense, la censura y otras restricciones en internet y en la economía digital, y la falta de trato igualitario para las empresas estadounidenses en numerosos sectores.
Para abordar los desafíos que surgen de las políticas chinas, se harán inversiones transformadoras para los trabajadores estadounidenses, en infraestructura, en educación y en la innovación necesarias para mejorar la competitividad de los EE. UU. y ponerlo en una posición más sólida.
La oficina del Senador republicano Tom Cotton propone una estrategia de desvinculación específica de China en su informe “Vencer a China: El desacoplamiento dirigido y la larga guerra económica”, combinada con políticas para mitigar los costos económicos de la misma. El informe también propone reorganizar parcialmente algunas agencias gubernamentales para prepararse para la larga guerra económica con China.
El informe señala dos eventos recientes que ilustran el grado de interdependencia entre China y Estados Unidos. En primer lugar, la pandemia revela cómo la interdependencia con China amenaza a Estados Unidos. En segundo lugar, el enfoque más estricto del comercio iniciado por el expresidente Trump revela cómo la interdependencia también plantea riesgos para China.
Señala que Estados Unidos puede reducir su dependencia de su principal rival mundial al aislar a China de las diseños y equipos de semiconductores, por ejemplo, y sancionar a las empresas chinas que roban y se benefician de la propiedad intelectual de EE. UU., así como al evitar que el gobierno federal compre productos que contengan ingredientes farmacéuticos activos o tierras raras o minerales críticos chinos.
Resalta que la deuda soberana de EE. UU. superó los 27 billones de dólares a fines de octubre de 2020. China (incluido Hong Kong, pero no Taiwán) tiene 1.28 billones de dólares de esa deuda en valores del Tesoro de estadounidense, convirtiéndose en el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos, apenas por delante de Japón.
Otro punto que resaltar de la agenda comercial es la defensa de los agricultores, ganaderos, fabricantes de alimentos y pescadores estadounidenses mediante la búsqueda de un comercio más inteligente, políticas inclusivas y que funcionen para todos los productores.
Al punto anterior se suma el hacer que las reglas cuenten, mediante una estricta aplicación comercial para garantizar que los socios comerciales cumplan sus compromisos, principalmente en materia laboral y ambiental.
El objetivo de la agenda comercial es restablecer el liderazgo global de Estados Unidos en asuntos críticos como combatir el trabajo forzoso y las condiciones laborales de explotación, la corrupción y la discriminación contra las mujeres y minorías en todo el mundo. La política comercial fomentará la inversión y la innovación nacional, aumentará la seguridad económica de familias estadounidenses, incluso mediante la lucha contra las prácticas desleales de sus socios comerciales.
Fuente:
“En TLC Asociados desarrollamos un equipo multidisciplinario de expertos en auditorías y análisis de riesgos para asesorar y promover el cumplimiento en operaciones de comercio exterior”.
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In early March, the Biden administration sent its 2021 Trade Policy Agenda to Congress along with the Annual Report on the 2020 Trade Agreements Program. The agenda focuses on pandemic and worker recovery. It will seek labor and environmental standards in trade agreements and address China’s “coercive and unfair” trade practices.
In introducing the document USTR commented that “through bilateral and multilateral engagement, the Biden administration will seek to build consensus around trade policies that address the climate crisis, strengthen sustainable renewable energy supply chains, level the playing field, discourage regulatory arbitrage, and encourage innovation and creativity.”
The 9 trade priorities outlined in the fact sheet are:
- Addressing the COVID-19 pandemic and restoring the economy.
- A worker-centered trade policy.
- Put the world on a sustainable environmental and climate change path.
- Promote racial equity and support marginalized communities.
- Address China’s coercive and unfair economic trade practices through a comprehensive strategy.
- Collaborate with friends and allies.
- Advocate for farmers, ranchers, food manufacturers and fishermen.
- Promote equitable economic growth around the world.
- Enforce trade rules.
The trade agenda highlights the importance of strengthening domestic production of essential medical equipment and supplies to address future health crises. As well as ensuring that frontline workers have immediate access to necessary protective equipment.
To ensure a broad-based economic recovery, trade policy will seek to support businesses, including small businesses and entrepreneurs. Put Americans to work building quality products for export.
The document states that trade should protect and empower workers, boost wage growth and lead to better economic outcomes for all Americans, so the impacts and unintended consequences of past trade policies will be reviewed. Labor standards will be required in trade agreements to protect workers’ rights and increase economic security. Partners will be engaged to ensure their commitment to fighting labor exploitation, increasing transparency and accountability in global supply chains.
Under this worker-centric lens, the document mentions its commitment to self-initiate and advance petitions under the new Rapid Response Mechanism signed into the USMCA, ensuring that workers receive relief through efficient enforcement when there are violations of the agreement. Finally, he notes that the administration is prepared to use all trade tools at its disposal to ensure that products made with forced labor and under exploitative labor conditions are not imported into the United States, as well as to combat other labor practices.
It draws attention to the specific point focused on addressing China’s coercive and unfair economic trade practices through a comprehensive strategy. Recognizes that such practices harm U.S. workers, threaten technological development, weaken the resilience of supply chains, and undermine national interests.
Addressing with China the widespread human rights abuses of Chinese people in the face of government forced labor programs targeting Uyghurs and other ethnic and religious minorities in the Xinjiang Uyghur Autonomous Region and elsewhere in the country is a priority.
In addition to pursuing strict enforcement to ensure China complies with its trade obligations, it will seek to work with allies to address global market distortions created by industrial overcapacity in key sectors – from steel and aluminum to fiber optics, solar and other sectors where the Chinese government is an active producer.
Commits to use all available tools to address the range of unfair trade practices that harm U.S. workers and businesses. Actions include: China’s tariffs and non-tariff barriers to restrict access to its market, forced labor in government programs, overcapacity in numerous sectors, industrial policies that use unfair subsidies and favor import substitution, and export subsidies (including export financing).
Also mentioned are coercion in technology transfer, illicit procurement and violations of U.S. intellectual property, censorship and other restrictions on the internet and digital economy, and lack of equal treatment for U.S. companies in numerous sectors.
To address the challenges arising from Chinese policies, transformative investments will be made for American workers, in infrastructure, education and innovation needed to improve U.S. competitiveness and put the U.S. on a stronger footing.
Republican Senator Tom Cotton’s office proposes a China-specific disengagement strategy in its report “Beat China: Target Decoupling and the Economic Long War“, combined with policies to mitigate the economic costs of the war. The report also proposes partially reorganizing some government agencies to prepare for the long economic war with China.
The report points to two recent events that illustrate the degree of interdependence between China and the United States. First, the pandemic reveals how interdependence with China threatens the United States. Second, the tougher approach to trade initiated by former President Trump reveals how interdependence also poses risks for China.
He notes that the United States can reduce its dependence on its main global rival by isolating China from semiconductor designs and equipment, for example, and sanctioning Chinese companies that steal and profit from U.S. intellectual property, as well as by preventing the federal government from buying products containing active pharmaceutical ingredients or Chinese rare earths or critical minerals.
Highlights that U.S. sovereign debt exceeded $27 trillion at the end of October 2020. China (including Hong Kong, but not Taiwan) holds $1.28 trillion of that debt in U.S. Treasury securities, making it the largest foreign creditor of the United States, just ahead of Japan.
Another highlight of the trade agenda is the defense of U.S. farmers, ranchers, food manufacturers and fishermen by seeking smarter trade, inclusive policies and policies that work for all producers.
Added to the above point is making the rules count, through strict trade enforcement to ensure that trading partners meet their commitments, primarily on labor and environmental issues.
The goal of the trade agenda is to restore U.S. global leadership on critical issues such as combating forced labor and exploitative working conditions, corruption, and discrimination against women and minorities around the world. The trade policy will encourage domestic investment and innovation, increase the economic security of American families, including by combating unfair practices by trading partners.
Sources:
“In TLC Asociados, we develop a multidisciplinary team of experts in audits and risk analysis for consulting and ensuring compliance with foreign trade operations”.
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